diciembre 14, 2005

Schwarzenegger deniega indulto.


El día doce de diciembre, en el país de la libertad (EE.UU.), asesinaron a otro hombre más. Stanley Tookie, tras veintiún años en prisión, en espera de la ejecución de la condena de pena de muerte por inyección letal, no recibe el indulto del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. La condena se ejecutará sin remisión.

Al margen de las fechorías que este individuo hubiese cometido en el pasado y según se dice, su reinserción estaba más que probada. Varios libros escritos, animando al abandono del asociacionismo vandálico que los jóvenes estadounidenses practican en las calles, varias propuestas a premio Novel de la paz y una actitud contra la violencia constante, no han servido de nada.

La polémica "Pena de muerte sí vs. pena de muerte no" surge constantemente cuando se ejecuta a una persona. Este caso particular, parece que levantará a los que pugnan por el no. Asesinar a otro ser humano, es el camino más sencillo para atajar el problema que representa para una sociedad de doble moral como la americana, ante acciones violentas. No debería ser un recurso el uso de la violencia, no demostramos más que nuestra incapacidad para resolver las cosas sin usar la fuerza.

No todo es tan bonito. Me imagino al abogado de Tookie asesorándole de cómo comportarse, qué decir, qué opinar, a qué responder y a qué no. Como en la película Pena de Muerte, aquella con Susan Sarandon y Sean Pen en la que Sean interpreta el papel de un preso condenado a pena de muerte y llegado el momento, cuando se vislumbra una pequeña posibilidad de un indulto, le entrevistan para televisión y meta la pata hasta el fondo cuando responde a algo que le preguntan sobre Adolf Hitler. Personalmente, no creo que Tookie fuese un ángel, pero tampoco creo que sus crímenes los deba pagar con su propia vida. No puedo dejar de pensar que este hombre, defendió su inocencia constantemente. ¿Y si nos equivocamos?. Tengamos en cuenta que Estados Unidos no es precisamente un paraíso para un negro, imagino qué podía ser hace veinte años para un joven negro que no se le ocurre mejor idea que la de convertirse en pandillero, creando escuela incluso.

No a la pena de muerte. No hagamos lo mismo que hace el ajusticiado.

(Editado).

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