mayo 29, 2006

Hola.


Hace ya tiempo que no escribo ninguna entrada nueva en el blog y no es porque no tenga nada que contar. Ocurren muchas cosas en mi vida y muchas de ellas me gustaría contarlas, pero no tengo ni tiempo ni ganas.

Carmen continúa creciendo, yo cumplo años, Trinity y yo seguimos juntos y cada día mejor. La familia bien, gracias.

Me voy manejando poco a poco con el nuevo iMac, aunque veo que no todas las aplicaciones que sirven para los Macintosh tradicionales sirven para los iMac con procesadores INTEL o al menos, yo no sé cómo hacerlas funcionar todavía.

Aquí, en el trabajo, desde donde escribo ahora mismo estas letras, cada vez es más insoportable. Una de dos, o aprendo a, como vulgarmente se dice, meterme la lengua en el culo, o me largo de este infierno. Cada día percibo más los compadreos, el peloteo y la cara dura de algunos jefes. La última que me enteré el viernes es que, a una compañera la ha tenido un par de semanas sin hacer nada. Y cuando digo sin hacer nada, me refiero, literalmente, a que no ha hecho nada a parte de tontear en internet, charlar y hacer bulto en el módulo. Eso no es lo peor, lo peor es que la ha recompensado por su trabajo con mil euros extra como recompensa a una propuesta de mejora que no ha hecho mi compañera. No es culpa de ella; alguna vez hemos hablado y ella estaba preocupada porque, precisamente ella, se daba cuenta de que no estaba haciendo nada en el trabajo y temía que la despidiesen. Esos mil euros han sido, imaginamos, porque ella ha hecho tres o cuatro manuales en los que se explica cómo se trabaja en cada puesto. Pero como dije antes, no tengo ni ganas ni tiempo de hablar de estas cosas. Me hierve la sangre, me aburro soberanamente, y me como por dentro día a día. Y ahora voy a escaquearme media horita o tres cuartos de hora para desayunar, que tengo más hambre que un perrito chico y cuando vuelva, a ver si me puedo poner con el curso de alemán que estoy leyendo. ¿Seguiremos informando?.