abril 24, 2006

... ¡y parió la abuela!

Es una frase que se dice mucho por aquí abajo y quiere decir algo así como "lo que nos faltaba". Y es que, por si no tengo bastante con las cosas que últimamente están pasando en mi vida, para más INRI , al nuevo jefe, se le ha ocurrido cambiarnos de provincia a unos cuantos, a tres para ser más exactos. Ya el año pasado ocurrió lo mismo y a mí me tocó dejar de llevar Badajoz y Jaen para pasar a Sevilla, donde llevo desde el pasado verano. Ahora, en vez de tener unos turnos normales de trabajo, si es que a cambiar de turno cada semana se le puede llamar normal, pasaré a trabajar todos los días a turno partido; levántate a las seis y media de la mañana para salir a las siete y media, llegar al trabajo a las ocho, salir dos horas a almorzar a casa de mis padres, volver y salir a las ocho de la tarde de nuevo para llegar a casa a eso de las nueve. De puta madre, vamos; todo el santo día dedicado al trabajo, ¡eso es vida, sí señor!. Veré crecer a Carmen menos de una hora al día, todo un adelanto en las condiciones laborales. Lo malo es que cuando falta el trabajo se queda uno fatal, se siente un inútil y además, tenemos la manía de comer todos los diás.

Hablando de días, llevaba varios rondando por mi cabeza la idea de escribir algo respecto a la empresa en la que trabajo y qué mejor oportunidad que esta para hacerlo. Es genial, maravilloso el comprobar que lo mejor que se puede vender y forrarte haciéndolo es humo. Aquí venden mucho humo, sí y si lo venden es porque la gente lo compra para revendérselo más caro a otro comprador de humo. Entre esta humareda siempre sale algún que otro proyecto, claro, una presa por aquí, un puente por acullá pero salen un poco... ¿cómo diría yo? diferentes a lo que el cliente se cree que es.

En definitiva, que me han jodido. He estado hablando con el nuevo jefe para comentarle mi descontento con esto del cambio de provincia y me ha comentado que el tema de los horarios lo quiere volver a estructurar para que todas las provincias tengamos los mismos horarios de trabajo en la medida de lo posible, claro. Y yo voy y me lo creo. Cada vez que llega un jefe nuevo nos joden vivos a unos cuantos y eso que el anterior, a la pregunta de si pensaba cambiar muchas cosas dijo que no, que para nada y a los dos meses cambió al noventa por ciento del personal de provincia, yo entre ellos.

Editado el 29 de abril de 2006
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El próximo martes me incorporaré a la nueva provincia. Ya he estado una tarde trabajando ahí y lo detesto. Tengo que llamar por teléfono a todos los clientes para saber si ha quedado el trabajo bien hecho. Es decir, tenemos que hacer de policía investigando si los que tienen que hacer bien su trabajo lo hacen o no bien. Vamos, como niños chicos. El lunes o el martes llamaré a mi amigo Daniel, que tiene un almacén y al que le informaticé un poco el negocio, a ver si le intereso para currar. Si eso no sale, casi que prefiero obtener la titulación necesaria para poder portar armas y así poder trabajar en una empresa de seguridad. Creo que estas dos alternativas son infinitamente mejores que continuar trabajando en este puesto de mierda al que me mandan. He intentado interceder a través de un tercero, mi amigo Javi, para tratar de deshacer el cambio que me obliga a cambiar de provincia pero no va a dar resultado alguno mi plan, mi amigo no ha podido hacer nada; ya hizo bastante en su momento... De momento, los horarios se van a cambiar, de estar todos los días de turno partido a horarios más normales como tenemos ahora los que llevamos Sevilla y otras provincias. Siendo así, por lo menos no estaré todo el santo día en el trabajo, pero sí tendré que hacer eso de llamar por teléfono. Según tengo entendido, nuestro cliente, uno muy grande y poderoso, nos tiene prohibido que llamemos a sus clientes, pero aquí les da lo mismo; se la repamflinfla totalmente. Total, ni que fuera eso lo único que se pasan por el forro de lo que les dice nuestro cliente que no podemos hacer y hacemos. Pero ellos también venden humo, empate.

He pensado informarme a ver qué tiempo tendría cotizado a la Seguridad Social para poder quedarme un tiempo en paro y cobrar por primera vez unos mese de subsidio de desempleo. A lo mejor resulta que no es tan malo como dicen eso de no tener qué hacer y vivir de la ubre des estado un tiempo. Eso tampoco lo veo como alternativa plausible, no creo que me siente bien haciendo el vago sin dar un palo al agua, ¿o sí?.

Me veo a mí mismo sentado mirando la pantalla del ordenador y haciendo el trabajo tratando de no pensar en lo que estoy haciendo, tratando de evadir mis pensamientos para no darme cuenta de lo que hago. Alienado así, puede que me sea mucho más llevadero el tiempo que tenga que estar en ese puesto. Qué razón tenía mi amigo José Carlos cuando afirmaba que él, si pudiera, sería amo de casa. Otro día explicaré el por qué, pero empiezo a pensar como él.

Ojalá mis sueños se cumplan un día, ahora sólo me falta recuperar la ilusión en ellos.