septiembre 11, 2006

Días de verano.



No es precisamente uno de los veranos más frescos. Este de 2006 ha hecho mucho calor. Todavía lo hace. Todo el personal ha disfrutado de sus vacaciones, o casi todo, porque yo todavía no he gastado los días que me quedan. Tampoco los voy a disfrutar, porque dejo este trabajo. LLevo dos años aquí, he conocido gente muy entrañable y algunos no tan entrañables, malas entrañas diría yo. He aprendido cosas nuevas y me he enriquecido un poco más. Los dos lectores de este Blog, yo y creo que alguien más debe haber, conocemos mi trayectoria y cómo han ido evolucionando/involucionando las circunstancias a lo largo de esta última etapa de mi vida. Un cambio de casa, cierre de un negocio, un embarazo, un nacimiento, problemas... problemas... momentos divertidos, poco dormir, mucho trabajo, muchas horas aquí, más de las que hubiera debido. No quiero caer en el tópico de hablar de vorágines de acontecimientos y esas frases hechas pero, ciertamente, en estos últimos años mi vida ha cambiado y yo junto a ella.

Ahora empieza otra nueva etapa, la pequeña Carmen va creciendo por días, el martes pasado empezó a ir a la guardería y no está todavía muy convencida de si le gusta o no le gusta ir. Trinity empezó a trabajar de nuevo en la peluquería el lunes; sólo por las mañanas, eso sí, cuatro horas, así le queda tiempo libre para atender a la pequeña, la casa y esas cosas. Por una parte, estoy hasta las narices de este trabajo y estoy deseando salir de aquí y por otra parte es un poco acojonante el saber que dejas un puesto de trabajo "estable" por uno nuevo donde no sabes qué puede ocurrir, si te van a engañar o no te van a pagar todos los meses o siquiera
si vas a trabajar en las condiciones pactadas, creo que buenas para mí o al menos mejor que las de ahora.

Vuelvo con mis queridos ordenadores. Trabajaré como técnico reparando instalaciones de Windows y explicando lo mismo de siempre a la gente que, como siempre, no lee lo que pone en la pantalla y pulsan 'Intro' compulsivamente ante cualquier pregunta que les haga el ordenador. Al menos eso lo domino más esto de los teléfonos y estaré más entretenido y trabajaré menos horas y descansaré todos los fines de semana. Sólo por las horas y los fines de semana merece la pena el riesgo, porque llevo todo el verano sin descansar. Con una jornada de trabajo de ocho horas diarias, algo teóricamente normal, salen ciento sesenta al mes. Doscientas cuarenta y ocho he trabajado en agosto, doscientas ciencuenta y siete en julio y si trabajase el mes de septiembre entero, serían doscientas sesenta y una horas. Vamos, que un poco más y salen horas como para dos jornadas de trabajo diarias. Pero todo esto quedará atrás en breve. El día dieciocho termino aquí y me incorporaré el día veinticinco en la nueva empresa. Me tomo una semana de descanso, que falta me hace y así retomo el tema gon ganas y descansado. Ya tengo las ganas de trabajar en la nueva empresa lo que me falta es el descanso.

Ya contaré, a ver si todo ha ido como espero y cumplen las condiciones que hemos pactado. Espero no tener que arrepentirme.