Martes, veitisiete de diciembre. Pasó la noche buena, el día de navidad y el lunes festivo. Como es natural, mi barriga ha aumentado considerablemente en estos días. En Morón de la Frontera se comió, bebió, bailó y hasta cantó, un servidor incluido. A eso de las siete de la mañana, estaba acostándome y a eso de las doce del mediodía, levantándome para retomar lo que se dejó a medio terminar la noche anterior, es decir, ponernos hasta los ojos de comer otra vez. De vuelta a casa, el domingo por la noche, transcurrió sin más. Ayer lunes, tocó almuerzo con el padrino de Carmen y amigo mío de toda la vida, Domingo y familia. Por la tarde y aprovechando que nos pillaba cerquita, nos fuimos los tres, Trinity, Carmen y yo, a casa de mis padres. ¡Más comida! pizza en esta ocasión. Es hora para los propósitos de enmienda como dejar de atiborrarme, dejar de fumar y retomar el ejercicio físico, aunque no sea la natación.
En la foto, Manuel, mi padre, mientras Carmen, mi hija, intenta rascarle el cachete.
Mens sana in corpore corrupto...
En la foto, Manuel, mi padre, mientras Carmen, mi hija, intenta rascarle el cachete.
Mens sana in corpore corrupto...
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