
Artículo 2
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Artículo 1
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
La teoría, en papel, queda estupenda, divina de la muerte, pero luego las cosas no son como querían los que firmaron la Constitución española. Que no me digan a mí que somos libres e iguales ante la ley, ni que esa ley se imparte por igual a todos los españoles. Que me digan que hay pluralismo político, que eso sí me lo creo. Lo malo, es que es hasta contraproducente, o si no, que les pregunten cómo es que tenemos un partido político etarra a los vascos.
La soberanía nacional, reside en el pueblo español, que vota y luego los partidos políticos llegan a pactos de manera que no gobierna el partido que más votos sacó. ¡Cojonudo!, eso es democracia, sí señor. Pero no nos liemos, que la forma política es una Monarquía parlamentaria, es decir, que el monarca, Don Juan Carlos I, Rey de España, es el que manda y manda tanto que por mandar, manda los tres ejércitos, tierra, más y aire. Bueno, no es que eso sirva de mucho, porque por eso es parlamentaria, porque el que manda de verdad, es el parlamento y luego él dice que sí a lo que diga el parlamento. Vamos, que la figura de Rey de España está muy bien, y ha sido siempre una de las instituciones más valoradas por los españoles.
Artículo 7
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Artículo 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Este artículo tiene miga, porque, ¿quiere esto decir que yo tengo el mismo derecho que los kinkis de las tres mil viviendas, a los que les dan las casas, o pagan rentas ridículas, no pagan luz, agua, etc? ¿Eleonor tiene el mismo derecho a ser Reina que si le nace un hermanito Letizzia Ortíz?. Lo de otra ciscunstancia personal o social, me resulta, cuanto menos, gracioso, porque es como una puerta abierta a la cordialidad y a la libre interpretación. Por ejemplo: yo, un currito normal y corriente, ¿tengo derecho a un abogado que cobre de honorarios cuarenta y cinco mil euros?. Sí, tengo derecho, lo que no tengo es dinero. Vale, consecuencia: es como si no tubiera derecho a ser representado por "ese" abogado.
Se puede estar todo un mes y un día reflexionando sobre algo que se creó con buenas intenciones pero que antes y ahora, no es posible cumplir. Algo falla en el sistema. Buenas intenciones plasmadas en papel y enarbolándolo como bandera de respeto, tolerancia, e igualdad, no sirven en los tiempos actuales. Es necesaria una reforma de este texto por el que nos regimos, junto con las leyes, la totalidad de los españoles. El actual presidente del gobierno tiene todas las papeletas, a parte de la presión que sobre él y su equipo de gobierno se ejerce desde el noreste peninsular, para hacerlo. ¡Suerte, zapatero!, que las llevas claras.